martes, 16 de agosto de 2011

¿Que fue de mi martillo rojo?


Cuando uno empieza a contar algo suele empezar por el principio, mi principio, las primeras cosas que recuerdo de mi vida ocurrieron en la guardería del Colegio Santo Tomás. Recuerdo las clases con ese alicatado típico de colegio, las pequeñas mesas y sillas de colores, el baúl de juegos, la pizarra con cuadrículas rojas y los percheros donde cada día colgábamos el babi (esa prenda de vestir de prescolares con forma de fino batín que usábamos para no mancharnos, la ropa claro, porque el propio babi acababa siempre hecho unos zorros).
Del interior de las clases no me acuerdo de nada más, bueno si, de esos días de lluvia que hacían que todos mostráramos a los demás nuestras bonitas botas de agua y dejáramos en la clase ese olor a humedad.
Lo importante y lo divertido ocurría casi siempre fuera, teníamos mesas de ping pong, pistas deportivas que más que para hacer deporte usábamos para jugar a juegos tradicionales, una de esas piscinas Toy que nos montaban en la entrada para las épocas de calor, uno de esos kioskos de helados, me acuerdo que por aquel entonces el famoso Mini-Milk ya era el helado más barato del mercado, nos pasábamos muchos recreos mirando al suelo para ver si encontrábamos las dos monedillas necesarias para comprarse uno, el que lo conseguía era el rey del recreo.
Yo me quedaba al comedor, junto con mi hermana pequeña que iba al mismo colegio, mi madre nos recogía después en un coche al que nosotros llamábamos "el birria", no recuerdo mucho la comida, imagino que me costaría terminarme el plato de lentejas pero las siestas que nos echábamos en aquellas tumbonas azules con las patas blancas merecían mucho la pena.
Lo que más recuerdo de aquellos tiempos fue el día que me llevé mi martillo rojo, me regalaron el típico set de herramientas de plástico y lo que más me gustaba era mi martillo rojo, estando en clase mi profesora Rocio me lo quito y lo puso en la estantería más alta de la clase, a la que por supuesto no llegaba, al tiempo que pronunciaba la frase fácil que dice "al final de la clase te lo devuelvo", si, já! todavía podía estar esperando a que me lo devolviera, era de plástico por dios, tampoco iba a abrirle la cabeza a nadie. No recuerdo si lloré su perdida pero me molestó bastante.
Por último recuerdo que varías veces al año íbamos disfrazados de algo, en la típica representación del Belén, donde por cierto mi hermana pequeña del mismo nombre representaba al niño Jesús por ser la más pequeña del centro, me tocó ir de pastorcillo, allí daba igual que los niños pasáramos calor con esos disfraces de pelo de oveja porque "estábamos muy monos".
Un día, mirando fotos en mi casa cuando ya era más mayor encontré en el baúl de los recuerdos la imagen que aparece arriba, sí, ese era yo, hoy las cosas son de otra manera y aquel día todos teníamos que ir disfrazados de algo e ir de jugador de fútbol era la moda por lo visto. A día de hoy yo sigo alucinando con esta instantánea, ¿que pasaría por mi cabeza para ir así?

Desde entonces muchas cosas han cambiado.....muchos años han pasado ya, guardo bonitos recuerdos de aquellos maravillosos años asique yo creo que me voy a despedir y voy a bajar al centro a comprarme otro martillo rojo!

1 comentario: